nadas

20.9.07

La pequeña Urna.


Si de algo estaba segura era de que los nervios de mi madre nada tendrían que ver con los míos.
Lo esperábamos a las nueve de la noche.
Mamá me había hecho poner el vestido insólito (estaba estampado con etiquetas de cigarrillos) y sacó los platos de la abuela, los que tienen el borde dorado.
-Vas a ver que buen mozo que es -me decía mamá-.
Eran las nueve menos cuarto y ya no dábamos más de los nervios.
El ni siquiera miraría el vestido nuevo y menos aún el borde dorado de los platos de la abuela.


(Siempre me he preguntado de dónde infería mamá semejantes ocurrencias, agudas y totalmente erradas, acerca de los gustos e intereses de los hombres)


Él, en realidad venía a guerrear conmigo, y yo estaba preparada para guerras. Y eso, precisamente, era lo que a mi madre ni se le asomaba por la cabeza, como tampoco que él y yo ya nos habíamos cruzado en un bar.
Pobrecita ella; luego presenciaría algo desagradable (penoso)
El y yo cargábamos con nuestras propias demencias, cosa que mamá también ignoraba.

El detestaba el humo del cigarrillo y en casa éramos todos “fumadores”, excepto yo que era fumadora pero “compulsiva”, por lo que mi madre me había estado sermoneando en vano, con el fin de apaciguar aquello tan inevitable en mí. Las palabras entraban, y así como entraban salían. (Sin embargo ella... solía “consentirme finalmente”.)
Había albergado la esperanza de que no viniera. Pero desgraciadamente llegó, y puntualmente.
Nos sentamos a la mesa. Yo encendí mi primer cigarrillo, y tal como lo haría una buena anfitriona, le dirigí mis primeras palabras:
-No sé si sabías que en mí se esconde una asesina serial en potencia. (mientras yo exhalaba el humo en su cara)
Él me miró fijamente. Ya me había traspasado, ya me odiaba pero no por mis palabras, sino por el humo. Su silencio era estruendoso, más aún que el de mamá.
Finalmente abrió la boca y dirigiéndose a mi madre le dijo:
-No sé como soportan semejante tufo, tan pero tan nauseabundo. Mientras con cara de asco cacheteaba el aire frente a su nariz. A lo que yo, inmediatamente encendí mi segundo cigarrillo, y acoté: -¡Bueno!, eso de “soportar” y “lo del olor nauseabundo”, es relativo...
Sus músculos se inmovilizaron. Giró su mirada de repente y la clavó en mí, ésta vez con más odio.

Esa noche me di cuenta de que antes de abrir la boca, entiéndase “hablar”, hay que tener mucho cuidado.


(Yo nunca he llegado a comprender a aquellos hombres que aborrecen el tabaco, ya que es mi creencia, que el tabaco y su aroma es algo que agrada más a hombres que a mujeres y que incluso, en aquellos que observan a una mujer fumando, les provoca una cierta sensualidad..., pero éste no era el caso)


Encendí mi tercer cigarrillo. Su odio me incomodaba...
Atónito, dirigió su mirada al humo que yo exhalaba. Vi que su boca estaba rígida, entreabierta.

-En fin, Dra... ASÍ FUÉ. Es todo lo que recuerdo; aunque conservo además una imagen de mamá con una pequeña “urna” entre sus manos.
-A veces lo potencial se convierte en un contundente acto. (dijo)

En ritual, comencé a sacar cenizas de una pequeña urna, para el armado de un cigarrillo.
Lo encendí.
Con extraño placer comencé a succionarlo.
Exhalé el humo en dirección a la cara de mi Dra.
Ella me miró con cierto estupor y tristeza.
Luego, dijo:
-Hasta aquí hemos llegado por hoy.

La vi alejarse, y traspasar las puertas de la penitenciaría.

4 comentarios:

luna roja dijo...

muy bueno esta este escrito, ya sabes que me gusta, lo que no me gustaria que me fumaras cuando me muera, aunque pensandolo bien tiene su encanto, es romantico, el humo es romantico aunque lo tilden de asqueroso, insano, contaminante, esta bueno porque se puedwen hacer dibujos con el,circulos serpientes, tantas cosas pero tambien pienso que podria ser tu angel-demonio ese de mas abajo si me fumaras....GHUA durmiente

Anónimo dijo...

Hello hello, mi querida Heptaedra, ya tengo ganas de escucharlo a sergio leyendo este cuento, ademas porque está bueno escucharlo.
Me gustó como cambió tu espacio, y esa imagen principal, genial.
un beso o dos...


y a mi me la fumen

luna roja dijo...

La imagen del cigarrillo genial y la del agua MAS haber cuando pones las del telefono!!!!

Peri Labeyrie dijo...

genial genial... muy bueno !!!
peri

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