Ella habitaba mundos que pocos habitaban
Ella bebía de ríos que pocos bebían
Ella nadaba en mares que pocos nadaban
Callaba y gritaba… como nadie lo hacía.
Ella se desangraba con una mirada
Y olía a laureles cuando sonreía
Si estaba enojada enmudecían truenos
Y si le agradabas te partía en rayos.
Ella caminaba tanto y no se perdía
Descifraba enigmas y te consolaba
Ella amaba tanto que se consumía
Tragaba espinas para protegerte
Cerraba los ojos para no quemarte
Y se evaporaba cuando la mirabas.
Corría y corría y nunca llegaba
Y se detenía para no partir
Era hipnotizada por las carcajadas
Y te conmovía su melancolía.
Ella no era negra
Tampoco era blanca
Grisácea la atmósfera
Que la envolvía.
Ella era única e inconfundible
Eterna y fugaz su presencia era
Tan, tan contundente que te ensordecía.
Abría la boca…
Callabas, mirabas…
Sirena en desiertos
Cantos embrujados.
Piano a la deriva
Cuando se dormía.
Arenas llovían
Cuando se dormía.
Escondía soles
Cuando se dormía.
El mundo paraba
Cuando se dormía.
2 comentarios:
Hola Gilda, aquí estoy dando vueltas en tu casa que ha cambiado mucho. Te dejo un abrazo grande y mi deseo de que estés bien, ya sabes que cada tanto vengo... vos tenes listo el mate, las facturas las traigo yo. Un beso y otro.
me gusta este texto,mucho mas que los de tu cerebro maloliente y trepanado y no te rias....un beso
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